VILAFLOR DE CHASNA
La tiara pontificia y las llaves de oro representan la antigüedad de su templo parroquial. En el segundo cuartel, se representya la montaña denominada "El Sombrerito" por su similitud en la forma con aquella prenda, con un intenso cielo azul, de limpieza inherente a la altitud en la que se encuentra el municipio, el más alto de España. En el tercero, el pino canario representativo de la magnífica masa forestal con que cuenta y en la que se halla el denominado "Pino Gordo" cuyo tronco alcanza el diámetro más grande de las islas. En el cuarto, un racimo de uvas en expresión de su riqueza vinícola. Bajo el escudo y en una cinta figura el lema "Vi la Flor de Chasna", que encierra la circunstancia que motivó la transformación del antiguo nombre de Chasna en el que hoy distingue al pueblo, descrita por Sabino Berthelot en su libro "Primera Estancia en Tenerife 1820-1830" de la forma siguiente: "He leído en nuestras viejas crónicas que en 1496, cuando la conquista de Tenerife, los guanches atrincherados en estas montañas, defendieron largo tiempo su independencia. Pedro de Bracamonte, uno de los capitanes de Alonso de Lugo, en el curso de una descubierta hasta el barranco de Chasna, se encontró con una doncella indígena, la que consiguió evadirse después de varios días de cautiverio. El castellano, seducido por los encantos de la bella fugitiva, no pudo soportar su pérdida y se echó al campo en completo estado de locura. Cuantos cuidados le prestaron sus compañeros de armas no sirvieron para devolverle la razón. Poseído por la evocación de la joven guanche, atormentada su imaginación por el amoroso recuerdo, murió después de tres meses de sufrimientos. "Vi-la-flor del Valle", era su lastimoso grito. Y esas fueron las últimas palabras que salieron de sus labios con el último suspiro. Y ese fue el origen del nombre de Vilaflor. Y ese fue el nombre que los soldados de Lugo quisieron ponerle a este valle, después del triste fin de su capitán."
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