jueves, 11 de marzo de 2021

Tinajo (Las Palmas) LANZAROTE

Tinajo

Escudo medio partido y cortado. Primero, de oro, ocho chimeneas tinajeras de sinople y plata. Segundo, de plata, camello en su color y palmera de sinople. Tercero, de azur, volcán en su color. Escusón de gules, con la fachada de la ermita de los Dolores, de plata. Bordura de gules. Al timbre, corona real abierta (aunque el texto de la Orden indica cerrada).
Las ocho chimeneas representan los ocho barrios que constituían el municipio, además de ser elementos muy característicos de la arquitectura popular lanzaroteña. La palmera y el camello son las especies representativas de la flora y la fauna del municipio, a cuyo territorio pertenece la mayor parte del Parque Nacional de Timanfaya, representado por el volcán. La ermita es la erigida bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, patrona de Lanzarote.



Tinajo es un municipio canario perteneciente a la provincia de Las Palmas. Está situado en el oeste de la isla de Lanzarote. Su población, según el censo del INE de 2020 es de 6.434, lo que supone una densidad de 41,31/km²
Las principales industrias son la agricultura (vid, frutales, cebollas) y el turismo (deportivo y surf) localizado en el barrio de La Santa y el Parque Nacional de Timanfaya, que comparte con el municipio de Yaiza. En Mancha Blanca se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Dolores o de los Volcanes (Patrona de Lanzarote).
La ermita de Los Dolores, enclavada en Mancha Blanca, pertenece al municipio de Tinajo, cuyos orígenes se caracterizan por estar habitado por una población dedicada al pastoreo. Alrededor de 1650 sus habitantes se encuentran bajo el dominio de Ana Viciosa, viuda de Agustín Herrera, Gobernador de Lanzarote.

A principios del mes de septiembre de 1730, comenzaron las erupciones volcánicas cerca de la aldea de Chimanfaya, situada en las cercanías de la montaña de los Cuervos o de La Lapa. A primeras horas del día siguiente, la vecindad asustada y atemorizada por las devastadoras erupciones que quema tierras, viviendas, aljibes, etc. logra salvar la cebada de los pajeros del Alférez Julio Perdomo y de la Cilla de Chimanfaya, pidiendo la intervención de la Virgen de la ermita de Nuestra Señora de Candelaria, situada al sur de Tisalaya, cerca de la conocida cueva de Las Palomas. A esta ermita pertenecían las aldeas afectadas de Chimanfaya, Mancha Blanca y Rodeo.

Los orígenes de la ermita de Los Dolores y la devoción a su imagen se encuentran estrictamente vinculados a estos fenómenos volcánicos. La actividad geológica amenaza a la vecindad de Tajaste y Tinajo, quien ya había perdido una parte de sus propiedades. Asimismo, las tierras que había repartido la Real Audiencia a instancias del Cabildo, en Yuco, Tinguatón y Mancha Blanca para su cultivo, se encontraban amenazadas.

Historia
Es en esa zona, donde viven los habitantes de la destruida aldea de Tíngafa, que habían perdido "todas sus tierras, casas y todos su bienes sin tener en donde refugiarse ni en donde sembrar ni un puño de pan", donde se reparte suelo a la vecindad de Tíngafa y Mancha Blanca que iba a pertenecer al término de Tinguatón "... entre la punta del Malpaís y corrió hacia la Hoya de la Perra, derecho a la Montañeta del Medio de Güiguan, lindando con el término de Tajaste", y donde se suceden los acontecimientos relacionados directamente con la Virgen de Los Dolores.

La vecindad de Tinajo viendo amenazada sus propiedades y aldeas, solicitan el nombramiento de la Virgen de Los Dolores como protectora de las erupciones volcánicas.

Existe el Acta Fundacional de la Conmemoración de Nuestra Señora de Los Dolores, así como otro documento en el que se solicita refundar la capilla de la ermita de Nuestra Señora de Candelaria, destruida por los volcanes.

El Acta Fundacional deja claro que este hecho responde a la voluntad de las personas de Tinajo, a quienes representan, para que la Virgen de Los Dolores sea Patrona de la comarca de Tinajo y con posterioridad, de La Graciosa[cita requerida] y de Lanzarote. Estos hechos suceden en torno al 1 de abril de 1735 cuando las lavas, probablemente de la caldera Colorada, se aproximan a Tajaste. Por este motivo, la vecindad se reúne y firma un oficio solicitando nombrar a la Virgen de Los Dolores mediadora de las erupciones. Por ello, se lleva a cabo una procesión desde la ermita de San Roque de Tinajo hasta Güiguan, portando un cuadro de la Virgen de Los Dolores, que pertenecía a una familia de Tinajo.

Probablemente se eligió a la Virgen de Los Dolores al estar representada en el cuadro que llevaba la procesión y porque el papa Clemente XII, en 1735, concede a España la celebración de esta festividad el día 15 de septiembre.

En el Acta Fundacional no consta la decisión de erigir una ermita en honor a Los Dolores, pero sí celebrar anualmente una fiesta el viernes después de la Semana Santa. Es necesario recordar que es con posterioridad cuando se cambia la fecha de celebración de la festividad, pasándose a la que existe actualmente, en el mes de septiembre.


Interior de la ermita.
Sin embargo, de la tradición oral se recoge que el lugar donde paró la lava se señaliza con una Cruz, prometiéndose levantar una ermita en este lugar.

No se disponen de documentos que recojan la fecha de fabricación de la ermita de Los Dolores, si bien en 1791, ya existía si atendemos al testamento de Luis Betancor Lemes. Probablemente, la aparición de la Virgen de Los Dolores a la niña pastora Juana Rafaela puede estar relacionado, como así se recoge de la oralidad, con el incumplimiento de la vecindad de erigir la ermita.

La Cruz de madera señala el lugar donde paró el volcán. Se sabe que en la procesión que desde la ermita de San Roque en Tinajo (actual parroquia), llega a Güiguan en Mancha Blanca, un participante que portaba una Cruz de madera de tea se acercó a la orilla de la lava, fijándola en ella. En 1999, algunas personas vecinas de Tinajo tomaron la iniciativa de devolver al afloramiento lávico en el que se encuentra la Cruz, el aspecto original, procediendo a su limpieza. En esta tarea encontraron la base de la antigua Cruz de tea. Esta Cruz, y en la actualidad la que existe, que a su vez porta la antigua, recuerda el lugar donde paró el volcán, siendo frecuentada por personas del entorno que acuden a ella a rezar el Santo Rosario. Se recoge de la tradición que, una vez clavada la cruz, la corriente de lava se desvió cubriendo coladas de emisiones anteriores y que posteriormente, paró.

La Cruz es de madera de tea, midiendo 2,70 m de alto y 1,70 m de brazo. Sobre ella se encuentra clavada la antigua Cruz que mide 1 m de alto y 0,41 m de brazo. En el centro de ella, se documenta la fecha 16.IV.1736.

De esta misma fuente documental, la oralidad recoge que una niña de nueve años de edad, hija de Juan Antonio Acosta y Rita, vecino y vecina de Mancha Blanca, llamada Juana Rafaela, cuando en 1774 cuidaba cabras en las laderas de la caldera de Güiguan se le apareció una mujer vestida de negro que le dijo que recordara a la vecindad y a sus padres, que habían hecho la promesa de construir una ermita en el lugar señalado. Ante la incredulidad de los padres de que este hecho había sucedido según relataba su hija, "la señora vestida de negro", la Virgen, se le apareció una segunda vez, dejándole marcada en el hombro la silueta de una de sus manos, como testimonio de la veracidad de su aparición.

Informados por los padres de Juana Rafaela y por las personas testigos del hecho, las autoridades eclesiásticas de la Villa tomaron parte en la Aparición. Durante la entrevista celebrada entre el padre, la madre y la propia Juana Rafaela, con autoridades eclesiásticas, esta reconoce en la imagen de la Virgen de La Dolorosa, la figura de la persona aparecida.

La ermita o santuario de Mancha Blanca tiene su origen en la promesa colectiva hecha a la Virgen que hace fundamentalmente la vecindad de Tinajo. De la primitiva construcción se sabe poco ya que el Libro de Fábrica y los documentos referidos a la Virgen se incendiaron a principios del siglo XX en el archivo de la iglesia matriz de Teguise, en donde fueron depositados en 1795.

Se da como válida la aproximación que se ha hecho de las fechas del inicio, culminación y la apertura al culto de la ermita. Se estima que la construcción duró diez años a partir de la aparición de la Virgen a Juana Rafaela, en 1774 y abriéndose al culto entre 1781 y 1785.

Existen diversos documentos que revelan que la vecindad tenía en cuenta a la ermita en sus disposiciones testamentarias para que se celebrasen misas una vez difunta la persona.


 

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